Chile 1971, año en el que se ensamblan en Arica “1.149” unidades, ya entonces, dotado de su particular carrocería de fibra de vidrio.
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El año 1971, el Mini ensamblado en Arica vivía un momento bien especial. Lo que comenzó en 1964 bajo Emmsa, aprovechando la ley de fomento para la zona franca, se consolidó el año 1967 tras el nacimiento de “British Leyland Automotores de Chile”, empresa que contaba con el apoyo de la casa matriz y la gestión del empresario local Mauricio Hochschild.
La planta funcionaba con 150 trabajadores y una producción mensual de “60 a 80” unidades. Mientras las suspensiones y cajas llegaban listas desde Inglaterra, los motores se ensamblaban en Chile, cumpliendo con las exigencias locales; las mismas que desde 1963 exigían un porcentaje obligatorio de partes y piezas, de origen nacional. Si en 1963 era de 30%, el año 1971 alcanzaba el 70,22%,
Para lograrlo, British Leyland tomó el año 1968 una decisión única en la historia automotriz: reemplazar la carrocería metálica por fibra de vidrio. Así nació el Mini chileno, pionero en el planeta en el uso de este material, para ser replicado en la década de 1990, en Venezuela , con el nacimiento del MINI Cord.
Este cambio no solo redujo costos y cumplió la normativa, sino que le otorgó al modelo un carácter inmortal. La fibra de vidrio absorbía mejor los impactos leves, aunque en choques mayores podía partirse en dos. Y si se incendiaba, no quedaba nada.
En 1974 y a raíz del plan que desregularizaba las importaciones, British Leyland cerró la planta de Arica, siendo desde entonces, importado. Mención especial a su pasado deportivo local, siendo protagonista de categorías monomarca.
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